Moisés habló con Dios y habló por Dios. No había otro profeta como él: humilde y manso; lleno de poder y resolución; obediente y valiente. Él profetizó la venida del Mesías declarando que sería “un profeta como yo de entre ustedes.”
Mientras obedecían a Moisés, los israelitas fueron guiados fuera de la esclavitud y entraron a la tierra prometida. Jesús, Dios hecho hombre y el más grande de los profetas, nos guía de manera que salgamos de la esclavitad, del orgullo, la rebelión y el temor. Siguiéndolo a él llegamos a la tierra prometida de vida en abundancia.
¡Sigue guiándonos!
“Jesús, guíame para poder salir de la cautividad y entrar a tu libertad. Revélame, tanto las áreas en mi vida en las cuales sigo siendo un esclavo, como la tierra prometida que debo conquistar agresivamente por medio de tu Espíritu.”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario