miércoles, 14 de julio de 2010

La Misericordia Triunfa Sobre el Juicio

La misericordia tierna gana sobre el juicio riguroso todo el tiempo.

La respuesta de Dios al pecado de Adán fue la misericordia, "lo voy a arreglar." Tuvo que quitar a Adán y Eva del jardín, pero hasta eso era un acto de misericordia. Si Él no lo hubiera hecho, ellos habrían sido atrapados para siempre en el estado de pecado y no habría existido ninguna esperanza de la redención y la restauración de una relación con Dios.

En dos ocasiones, David mostró misericordia a Saúl cuando estaba indefenso. La historia del "Hijo Pródigo" ilustra la misericordia de un padre hacia un hijo errante. El encuentro de Jesús con la mujer adúltera y el momento de perdonar a Pedro por haber negado conocerle eran actos divinos que muestra la misericordia de Dios hacia el hombre pecador.

Romanos 5:8-9 dice, “Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. Y ahora que hemos sido justificados por su sangre, ¡con cuánta más razón, por medio de él, seremos salvados del castigo de Dios!”

Estos ejemplos muestran cómo la misericordia de Dios triunfa sobre el juicio y traen pensamientos de gratitud a mi mente:

1. Dios es misericordioso conmigo y eso me libera. Sí, sus misericordias son nuevas cada mañana.
2. La misericordia de Dios, su bondad y su paciencia, me lleva al arrepentimiento y mantiene mi corazón abierto a él.

¡Asombroso! ¡Increíble! ¡Impresionante!

Puesto que Dios es misericordioso conmigo, ¿cómo debo hablar, vivir y practicar esta verdad con amor?

-Oraré por mis enemigos.
-Perdonaré a los que me ofenden.
-Bendeciré a los que se aprovechan de mí.
-Hablaré con amor, no con ira, enojo o molestia.
-Diré la verdad, pero no una posición sesgada o emocionalmente prejuiciada.
-No juzgaré a los demás por lo que han hecho.
-No condenaré a aquellos que me han hecho mal.

Si no hay oración, perdón y bendición cuando hablo la verdad sobre una ofensa, las palabras estarán contaminadas con juicio y condenación. La verdad que hablo de ninguna manera la diré en amor.

Santiago 2:13; Génesis 3:15; Hebreos 4:16; Filipenses 1:9-11