Tarde mañana y al mediodía oraré; de madrugada te buscaré; te glorificaré todo el día porque mejor es estar en tu casa que habitar en moradas de impíos.
Los salmos expresan la adoración como un estilo de vida. Cuando adoramos, exaltamos a Cristo Jesús; adoramos con una actitud de corazón, un corazón puro y entregado a Dios. Le adoramos a Él en todo tiempo, en todo lugar y en toda circunstancia porque Cristo es el único digno de nuestra alabanza; solo Jesús merece nuestra adoración. Adorémoslo diariamente, no solamente los domingos. Adorémoslo en espíritu y en verdad.
La adoración fluye del corazón adorador; no importa donde esta ni la hora ni la situación.
Adoremos a Jesucristo de todo corazón.