domingo, 29 de marzo de 2009

Las Claves 2

La intimidad con Dios nos da confianza, la verdadera humildad resulta en autoridad y el corazon de siervo aumenta nuestra influencia.

Ideas sobre la Humildad y Nuestra Nación

La intimidad con Dios, la humildad y el servicio son áreas que deberíamos perseguir en nuestras vidas. Veamos la humildad.

La humildad es el opuesto del orgullo. Busca honrar al otro sobre sí mismo y hacer lo mejor para él. Es enseñable, recibe consejo y corrección y comparte lo bueno que tiene con lo demás. El orgullo, al ser egoísta, quiere exaltarse en toda situación y cree que el propósito para todo es beneficiarse a sí mismo. No permite que alguien le enseñe, aconseje ni corrige. Guarda todo para sí y no comparte nada con nadie, al menos que haya algún beneficio personal como resultado.

Nuestras oraciones demuestran si somos humildes y vivimos para servir. Consideremos nuestras oraciones en la crisis económica y las situaciones políticas que estamos viviendo. Más que nunca nuestras oraciones están enfocadas en nuestras necesidades y deseos; son sesiones de quejas de nuestras situaciones donde criticamos a nuestros líderes y murmuramos acerca de las decisiones hechas por otros. Es decir que, estamos buscando lo mejor para nosotros y estamos maldiciendo a nuestras autoridades. Entonces, para orar con actitud de humildad, ¿cómo oraríamos? 2 Crónicas 7:14 dice que necesitamos humillarnos y arrepentirnos por nuestra parte en la situación actual; por nuestras oraciones egoístas y por quejar, murmurar y maldecir.

Cambiemos nuestras actitudes. Empecemos a preocuparnos por la manifestación del reino de Dios aquí en la tierra como está en el cielo. Busquemos primeramente el reino de Dios y su justicia [Mateo 6:33], hagamos oraciones y acciones de gracias por los gobernantes y por todas las autoridades [1 Timoteo 2:1,2] y busquemos la paz y bienestar de la ciudad donde Dios nos ha enviado [Jeremías 29:7]. Así una vida de paz, bienestar, tranquilidad y dignidad será añadida a nosotros. Oremos que sea hecha la voluntad de Dios y pidamos que el Señor sea glorificado en nuestra nación. Oremos que el cielo invade la tierra.