sábado, 11 de diciembre de 2010

El Cordero de Dios


Es, en el Siervo Sufriente, que hayamos la expresión más extrema del amor de Dios. Este Siervo, es el Cordero de Dios que fue matado para limpiar el pecado de este mundo. El Padre Dios no manipuló a Jesús para que se sometiera a su plan, tampoco fueron los soldados los que lo arrastraron a su muerte. Él decidió morir. Fue de su propia voluntad que él fue al juicio y a la cruz y todo esto lo hizo calladamente, como un cordero ante sus trasquiladores.

En vez de aplastar a los magullados o desanimar a los deprimidos, él tomó sus heridas y transgresiones sobre sí mismo. Él sufrió el castigo por sus pecados y las heridas para que ellos fueran sanos. Jesús: el cordero de sacrifico que fue totalmente suficiente.

“Cordero de Dios, perdóname, sáname y anímame. Tu eres el único sacrifico adecuado. Gracias por perdonarme y limpiarme de mis pecados.”

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