martes, 14 de diciembre de 2010

Rey de Paz



Jesús entró a Jerusalén como el Rey de Paz, montado en un asno no un caballo como lo haría un rey guerrero. Él sabía que pronto entraría al conflicto más sangriento y difícil de su vida, pero también sabía que al tercer día resucitaría de entre los muertos, totalmente victorioso.

En el tiempo entre su muerte y su resurrección, él “cortó la carroza, el caballo de guerra y el arco de batalla.” Él derrotó a Satanás en su propio territorio y cuando se volvió a levantar él vino “declarando la paz y reinando hasta los confines de la tierra.”

“Rey de Paz, reina en mí. Como embajador de Cristo, proclamaré su victoria sobre Satanás y su venida como Rey de reyes y Señor de señores, la cual pronto vendrá.”

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