viernes, 30 de julio de 2010

OK, necesito más paciencia ... ¿pero con la gente?

La paciencia es la capacidad de responder a la incompetencia de las personas o sus diferencias únicas de una manera de buen humor y carácter. La paciencia me protegerá de la ofensa y la amargura y permitirá que Dios obre en mi vida. Seguro que necesito paciencia en mi vida.


¿Qué me hace ser impaciente?

Me temo que esta persona se está aprovechando de mí. Estoy en un apuro y mi tiempo es valioso. Mi orgullo y mi ego me afectan. Yo soy más importante. Mira lo malo que son. Yo soy mejor.  Me falta el conocimiento o la comprensión de su situación, circunstancias o cultura.

Mira cuántos motivos utilizo para justificar mis actitudes y acciones ansiosas, impulsivas, agresivas y egoístas.

Al tratar con la gente, necesitamos paciencia que provea las respuestas correctas. Gálatas menciona la paciencia como uno de los frutos del Espíritu.  En distintas traducciones, usan palabras como longanimidad, templanza y benignidad para ayudarnos a entender esta característica del Espíritu en nuestras vidas. Sinónimos incluyen la tolerancia, perdón y misericordia.

¿Cómo podemos ser pacientes sin ser tolerante, paciente, misericordioso y perdonador? No podemos. Tenemos que combinar estas ideas de la longanimidad, la tolerancia, la misericordia y el perdón con la esencia del cristianismo: el amor.

Luego veremos la manifestación abierta de la paciencia en nuestras relaciones. 1 Corintios 13 nos recuerda que el amor es paciente y amable.

¿Y cómo se manifiesta la paciencia?

La paciencia no es envidioso ni jactancioso; no es arrogante ni rudo; la paciencia no insiste en lo que es suyo, no se irrita.

La paciencia soporta y aguanta todo; cree todas las cosas y confía en los demás; espera con alegría y confianza y tiene una expectativa y esperanza gozoso; es calma y sufre el trato injusto. La paciencia que se ejerce con fe, esperanza y amor; nunca es impotente y nunca queda sin un efecto.

Suena como el amor. Y por eso, la paciencia nunca falla  

Recuerde continuar con su obra de fe, las labores de amor y la paciencia de su esperanza en nuestro Señor Jesucristo y de Dios nuestro Padre.  1 Tesalonicenses 1:3


¿Qué provoca una respuesta de impaciencia hacia otros en tu vida? ¿Qué haces para ayudarte ser paciente con estas personas? 

Por favor, deja tu comentario.

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