Tenemos talentos, personalidades y gustos distintos. Eso nos hace especiales. Aunque no somos iguales, somos creación de Dios. Las hojas son todas diferentes; las nubes son todas distintas; cada persona tiene sus cualidades especiales e importantes.
Tenemos diferentes habilidades: músicos, matemáticos o maestros. Como todos recibimos nuestros talentos del mismo Espíritu Santo, nos necesitamos uno al otro. Tenemos enfoques distintos, sean misericordia, administración u otro. Y cada uno ayuda cuando Jesús es el Señor de todos. Vivimos en forma diferente. Las personalidades y temperamentos son distintos pero al reconocer que Dios nos hizo, servimos mejor a los demás.
1 Corintios 12:4-7
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