viernes, 30 de noviembre de 2007

Compartir el Tesoro

Hemos recibido el tesoro de la buena relación con Dios. Nada puede llenar el vacío que hay en nosotros como esta relación intima con el Padre Celestial.

En este mundo la norma es esconder algo precioso para no perderlo o para que nadie lo robe. Con el tesoro de la vida eterna no deberíamos ser así, sino que hay gran necesidad de compartirlo con todos los que podamos.

Donde está nuestro tesoro, allí esta nuestro corazón y el tesoro de Dios dentro de nosotros se disfruta más cuando lo compartimos con otros. Si nuestro tesoro es paz con Dios haríamos todo para complacer al Señor y lo que más le alegra a El es que otros conozcan su mensaje. Así la salvación, el tesoro de Dios, puede llegar a todo el mundo y juntas todas las naciones le pueden adorar.

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